viernes, 20 de febrero de 2009

Yo no lloro nunca.-

Pulsa play...




(el prólogo)


Me embrutecieron sus manos, delicadas y notablemente frágiles.


Daban ganas de dejarse llevar por las ganas de apretarlas.


Ganas de dejarse ganar o no ganar nada.


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Quizás


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Una bocanada de aire limpio, lleno de cosas que se meten en los ojos.


Cosas que te arrancan la hiel que envuelve a los sentimientos.


Y cosas… de esas que hacen llorar.


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(la chulería)


Yo no lloro nunca.


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(la excusa)


Pero a veces me entran partículas de tan diversa granulometría…


…que aprender a archivarlas en pestañeos, resulta imposible.


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Así que ya no pestañeo.


Es la única manera de llorar.


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(introducción a la parte rimada)


No escatimar en ternura


es derrochar amabilidad.


Más de uno le llamaría amor.


Pero es más importante fijarse de una vez en estas cosas.


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(parte rimada)


Deliciosa me resulta


cada charla distendida


cada mano que se mueve


y cada ojo que me mira.


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(cambio de tercio)


Cuando sus uñas brillaban bajo la luz del sol, mis ojos parpadeaban, espantando esas moscas aburridas.


Esas que vuelan pesadas…y en círculos previsibles e hipnóticos.


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Nadie sabe la fórmula del complemento a las palabras.



(la metáfora)


Nadie conoce del todo el curso del río, pues con las crecidas, éste se muestra extenso y caprichoso.


Brutal y violento, moviéndose rápidamente eligiendo sus caminos al azar.


Arrasando con todo lo que permanecía estático en sus orillas hasta entonces.


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(elemento al azar)


No hay mejor complemento, que lo que la química de las hormonas al acercarse provocan.


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(vuelta al tercio)


No hay mejor complemento para las moscas, que el azúcar.


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(vuelta a la metáfora)


En ocasiones, el río, al desbordarse, inunda plantaciones enteras de caña de azúcar, y su sabor se mezcla dulce.


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Otra obviedad…lo sé.


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(la exageración)


Pero desde hace mil horas, mis axilas han empezado a sudar terrones de azúcar.


Me siento tan pegajoso…que me dan arcadas.


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Noto como tanto almíbar, se cuela por las rendijas que aún me quedan.


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(metáfora versus excusa)


Se sufre menos sin parpadear en la vida.


Pero no se puede vivir sin sufrir o sin pestañear.


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Vaya


creo que he cerrado los párpados. Buenas noches.-


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(final abierto)