.
Con su cuerpo frío y plano, el espejo me sirvió como herramienta tranquilizadora.
.
Encendí las dos bombillas que lo coronan, y apoyándome en el lavabo me miré fijamente a los ojos.
A mis propios ojos.
.
Y en cuanto el miedo diluyó en la imagen reflejada todo su poder, mi alma quedó totalmente expuesta a mi criterio.
.
La experiencia que denota cada arruga, me meció en los brazos de una extraña confianza.
Una certeza.
.
Nada de mi imagen reflejada, podría hacerme daño si miraba atentamente.
.
Y nadie iba a mirar al mismo tiempo, pues estaba cara a cara.
Estaba solo.
.
Y aunque me siento acompañado aun sin haber nadie.
Me siento en soledad entre las masas.
.
Mírate al espejo.
.